Franquiciar es una excelente alternativa de crecimiento para empresas que buscan expandirse hacia nuevos mercados. El franquiciante, es decir, el dueño de la marca original, puede tener el deseo de seguir creciendo, pero muchas veces enfrenta limitaciones económicas y operativas para abrir nuevas sucursales. Esto puede deberse a la falta de recursos o al tiempo necesario para gestionar múltiples locales. En este contexto, la franquicia se presenta como una solución ideal, ya que permite compartir el riesgo con un inversor que, aunque no tenga experiencia previa en el sector, cuenta con capital y motivación para emprender un nuevo negocio.
Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿cuándo es el momento adecuado para franquiciar un negocio? A continuación, te presentamos algunos aspectos esenciales que debes considerar antes de dar este importante paso:
1. Cuando tienes una marca registrada y reconocida
Antes de franquiciar, es fundamental saber exactamente qué estás ofreciendo. Si se trata de una marca, esta debe estar debidamente registrada en la clase correspondiente en el país donde deseas expandirte. Solo así podrás otorgar a terceros el uso de tu nombre comercial por un período determinado. Una marca sin registro no puede ser cedida. Además, la marca debe tener buena reputación en su mercado. No es necesario que sea famosa o masiva, pero sí reconocida positivamente por tus clientes actuales, lo que generará confianza en los futuros franquiciados.


2. Cuando el negocio tiene al menos dos años de operación
Todo negocio pasa por una curva de aprendizaje, y los primeros meses suelen ser inestables. Podrían ser muy buenos si el negocio es una novedad o muy complicados debido a la falta de posicionamiento. Al completar al menos dos años, tendrás un panorama más claro sobre los ciclos de ventas, los meses de mayor y menor demanda, y podrás ofrecer proyecciones más realistas a los franquiciados.


3. Cuando ofreces un concepto, producto o servicio con valor agregado
Una franquicia debe destacar entre la competencia. Esto puede lograrse mediante una propuesta de valor clara, como precios más competitivos gracias a economías de escala o un producto o servicio único que no esté disponible en otros negocios.


4. Cuando existe un modelo de negocio sólido
Un modelo de negocio sólido implica ofrecer a los franquiciados un método claro y transparente para alcanzar los objetivos comerciales. Esto incluye un manual detallado que explique los procesos necesarios para lograr las ventas proyectadas, de manera que cualquier persona pueda seguirlo con éxito.


5. Cuando puedes demostrar rentabilidad
La rentabilidad es clave para el éxito de una franquicia. Tanto el franquiciante como el franquiciado deben obtener utilidades y garantizar la sostenibilidad del negocio a largo plazo. Para demostrarlo, es ideal contar con al menos dos sucursales que ya muestren resultados positivos y consistentes en sus ventas anuales.


6. Cuando estás dispuesto a orientar y apoyar a tus franquiciados
Franquiciar no se trata solo de firmar un contrato y entregar un manual. Implica un acompañamiento constante al franquiciado, que puede no tener experiencia previa y necesitará orientación para alcanzar sus objetivos. Es responsabilidad del franquiciante mantener una comunicación permanente, brindar soporte y establecer una relación sólida y colaborativa con sus franquiciados.

