Pero, ¡por favor!: ¿Qué es una franquicia? Te lo aclaramos con peras y manzanas

Breve resumen de los principales aspectos de una franquicia

¿Alguna vez has querido emprender pero te abruma la idea de empezar todo desde cero? ¿Te encantaría usar la “fórmula del éxito” de una marca ya establecida? Si la respuesta es sí, una franquicia podría ser el camino que estabas buscando. Y como el título lo sugiere, aquí vamos a explicarte, con peras y manzanas, en qué consiste este modelo de negocios.


Imagina un recetario compartido

Piensa en esa receta casera que siempre triunfa en los eventos familiares: las personas te piden el paso a paso y los secretos del plato. Al compartir la receta, les das la posibilidad de replicar tu éxito, obteniendo prácticamente los mismos resultados… siempre y cuando ellos sigan tus instrucciones al pie de la letra y utilicen los mismos ingredientes. Una franquicia funciona de forma muy parecida: el “recetario” es el know-how que el dueño de la marca (franquiciante) entrega a quien desea usar ese método (franquiciado).


¿Quién es quién en la franquicia?

  • El Franquiciante: Es la marca que ha encontrado una fórmula exitosa de productos o servicios y decide expandirse, otorgando licencias de uso de su negocio.
  • El Franquiciado: Es el emprendedor que apuesta por ese método probado y paga por los derechos de usarlo, además de seguir las instrucciones establecidas para que todo salga a pedir de boca.

En este trato, se firma un contrato donde el franquiciante se compromete a proporcionar soporte, capacitaciones, manuales de operación, publicidad y, en general, todo lo que hace que la marca sea reconocible y deseada. A cambio, el franquiciado cumple con ciertas normas y regularmente paga regalías o fees de mantenimiento para que el negocio siga funcionando bajo la misma línea.


Ventajas de hablar “con receta”

  1. Menos riesgo: Al utilizar una marca reconocida, no necesitas empezar desde cero; ya hay una reputación y un público dispuesto a comprar.
  2. Capacitación continua: Recibes entrenamientos, manuales y asesoría constante para que no te sientas a la deriva.
  3. Economías de escala: Se compran insumos a gran escala y muchas veces a mejores precios, haciéndote más competitivo.
  4. Comunidad de emprendedores: No estás solo; en muchas franquicias, los franquiciados comparten experiencias y aprendizajes, ayudándose mutuamente.

Los compromisos que debes asumir

Aunque la franquicia te ahorra varios dolores de cabeza, también implica acatar reglas específicas de la marca. Se espera que sigas los procesos tal cual están estipulados y que cuides al máximo la imagen corporativa. Si quieres innovar demasiado o experimentar, es probable que te exijan una aprobación previa para garantizar que se mantenga la uniformidad.


¿Por dónde empiezo si quiero una franquicia?

  1. Autoconocimiento: Reflexiona sobre tu capital disponible, tu estilo de trabajo y el sector de negocio en el que te sientas más cómodo.
  2. Investigación: Busca información de la franquicia que te interese. ¿Qué apoyo ofrecen? ¿Cuál es el monto de inversión? ¿Con qué marcas compites?
  3. Contacto directo: No dudes en conversar con otros franquiciados de la marca para conocer su experiencia de primera mano.
  4. Asesoría legal: Antes de firmar cualquier contrato, considera la asesoría de un experto. Así evitas sorpresas o letras chicas que puedan complicarte en el futuro.

En pocas palabras, una franquicia es como comprar una receta de cocina ganadora: adquieres el derecho de usar un método probado a cambio de seguir las instrucciones. Y en esa obediencia al “recetario” radica gran parte del éxito de este modelo. Si te interesa emprender minimizando riesgos, quizá sea el momento de ponerte el delantal, seguir la receta y servir tus “peras y manzanas” empresariales al mundo. ¡Buen provecho emprendedor!

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